viernes, 15 de mayo de 2015

El debate, a debate



En todos mis años de vida, que son algunos, he podido observar y escuchar algunas incongruencias. Algunas de ellas me han enseñado algo sobe todo lo que no se debe hacer y otras que, por kafkianas, he desechado de inmediato.

El pasado día 8 de mayo, el candidato de UPyD salía, muy ufano, en la prensa local proponiendo un debate entre los distintos candidatos que se presentan a estas elecciones locales de 2015. Ante mi llamada telefónica, para comunicarle que aceptaba el debate con él al día siguiente, sábado, a las 10.00 de la mañana en la Casa de la Cultura, a lo que el candidato de UPyD contestó que era muy precipitado y que prefería que lo celebráramos todos los candidatos. Ante ello, respondí que entonces, lo celebrábamos el domingo a las 10.00 de la mañana en la Casa de la Cultura. Mi interlocutor respondió que seguía siendo precipitado y que era necesario consensuarlo con el resto de grupos políticos, indicándome que fuera yo quien se pusiera en contacto con los demás candidatos. Mi respuesta fue que, dado que era el candidato de UPyD el que proponía el debate, debía ser también él quien pusiera de acuerdo al resto de personas y coordinara el consenso.

Ante su solicitud de proporcionarle yo los correos electrónicos y teléfonos del resto de líderes políticos, le aclaré que existe una ley de protección de datos que me impedía proporcionarle dicha información. Así que le insté a ponerse en contacto con el Secretario del Ayuntamiento y yo haría lo mismo con el responsable de estadística para que ambos, contemplando la ley, se lo facilitaran o no. Me consta que el responsable de Estadística, una vez hubo consultado al Secretario del Ayuntamiento, éste le comunicó que no existía ningún inconveniente en facilitárselos a UPyD.

¿Cuál es la gestión que inmediatamente realiza esta persona? Crear un grupo de Whatsapp, método científicamente demostrado como el más adecuado en cuanto a gestión se refiere para producir un acercamiento de posiciones en un tema tan importante como éste. Sin duda, estamos ante un gran gestor al que podríamos encargarle la responsabilidad de gobernar, no sólo un Ayuntamiento, sino que yo me atrevería a decir, el Gobierno de la nación, pues, a través de un Whatsapp daría solución a muchos problemas. Vamos, lo que coloquialmente se conoce como un lumbreras.

A continuación, dicho candidato, abre un debate para debatir cuándo y a qué hora se pueden reunir los candidatos. Creo que dos o tres personas contestaron a ese requerimiento poniéndose a su disposición para la mencionada reunión. El resto, quedó a la expectativa de los resultados de la excelente gestión. El candidato gestor propuso el lunes 11 a las 18.00 horas en la puerta del Ayuntamiento, lugar adecuado y fresquito para poder departir de una forma serena y sosegada los puntos del orden del día que proponía el formidable gestor.

A continuación, se recibe un mensaje de Whatsapp de otro denostado gestor comunicando que le era imposible estar a las seis, pero que a las siete, posiblemente sí que podría asistir. Lo cual despertó la sensibilidad del candidato de UPyD, quien inmediatamente cambió la reunión a las 19.00 horas.

Posteriormente, este inexperto gestor, llamado Miguel, envía un Whatsapp comunicando que le resultará imposible estar ahí y proponiendo que se celebrara a las 22.30 horas de la noche o, en su defecto, el martes a las 13.30 horas. La sensible respuesta que recibió dicho inexperto gestor fue que la reunión se celebraría estuviera yo o no y que, no obstante, me  informarían de la decisión adoptada por la mayoría de los candidatos que se presentaran, esgrimiéndolo como una demostración de la democracia más pura de nuestro sistema.

A la citada reunión acudieron, según la metodología científica de Whatsapp tres candidatos de un total de ocho partidos que se presentan a las elecciones. No me cabe duda de que la votación de lo que allí se acordó fue unánime pero a poco que este gestor contara, aunque fuera con los dedos de la mano, se habría dado cuenta inmediatamente de que faltaban cinco candidatos. Es decir, la mayoría. En esa reunión del lunes 11, la minoritaria mayoría intentó establecer un formato de debate, emplazando para una siguiente reunión que nunca se celebró.

A continuación, se produce una filtración, también por medios digitales, de algunas de las conversaciones mantenidas por Whatsapp y por correo electrónico. Eso sí, cortando las conversaciones a medias, borrando algunos párrafos y tergiversando el contenido de los mismos. Sin duda, una demostración del talante y pelaje de algunas personas que creen que con estas actitudes, pueden enmascarar la realidad de los hechos y esconder los fines que persiguen, muy lejanos, por cierto, a la nobleza y valores del deporte que practica.



Hubo un hecho que me emocionó enormemente, hasta el extremo de humedecerme los ojos ante la visión de contemplar cómo dos personas entregadas por completo al interés general del pueblo estaban esperándome en la  Casa de Cultura, a las 10.00 de la mañana, cuando ellos habían exigido una reunión al día siguiente por la tarde al fresquito de la vora del mar para preparar el debate. Todavía siento nostalgia al recordarlo. Dicen que Dios los cría y ellos se juntan.

En todo este periplo, algún candidato se ha salido del grupo y el resto seguimos dentro, algunos ya ni participan, yo me mantengo a la escucha, aunque bien es cierto, sin darme por enterado de algunos absurdos que en él se escriben.

A fecha de hoy, viernes 15 de mayo, a las 16.45 horas, en las que me encuentro escribiendo este aburrido escrito que me veo obligado a redactar para información de todas las personas que tengan la paciencia de leerlo, con el fin de poner los puntos sobre las íes del resultado de la excelente gestión de este gran gestor. Ignoro, a fecha de hoy, si el excelente gestor ha contactado con todos los candidatos  y si éstos han aceptado o no las propuestas que hizo, puesto que, recordemos, que tres sobre ocho no son mayoría para consensuar lo que él quiera consensuar, que, a ciencia cierta, todavía no sé qué es exactamente. Ignoro, incluso, si ha solicitado el Castillo-Fortaleza, el domingo 17 a las 20.00 horas, que fue mi propuesta a la que la mayoría todavía no ha contestado.

Pero sí le quiero comunicar que, ante la posible falta de previsión del gestor, éste que les escribe sí lo ha hecho, aunque, a día y hora de hoy, todavía no ha recibido la contestación. Preguntarle también a nuestro gestor si ha adoptado las medidas necesarias para el normal desarrollo del debate. Aunque sean algunas sillas. Porque claro, es muy bonito promover u organizar cualquier acto o evento y solicitar que te lo gestionen otros, cosa a la que está acostumbrado. Sin embargo, cuando uno quiere asumir responsabilidades, debe hacerlo en su totalidad. Principio básico del buen gestor.

Estamos, pues, a día de hoy debatiendo si debemos debatir el debate. Resultado, este último, de una gestión digna de alabanza y de hacerla extensiva a las universidades con más renombre para que nuestros jóvenes puedan aprender del saber y buen hacer de este excelente gestor. Y si en estos momentos, están ustedes pensando en manos de quién nos podríamos poner, yo me estoy haciendo la misma pregunta.  Como diríamos en Santa Pola, “guárdame la cría”.

Señor candidato, cuando tenga usted claro realmente lo que quiere hacer, hágamelo usted saber en la forma tradicional en que históricamente se han comunicado las personas:

a)      En una reunión personal.
b)      Llamada telefónica.

Mi experiencia en la vida me ha demostrado que con la relación personal se consiguen avances importantes, cuyos resultados no serían pensables de otra manera.

A menos que usted sea capaz de gestionar este asunto de una forma distinta, creo que el objetivo final, la celebración del debate, no se conseguirá. Viendo como han transcurrido los hechos, hasta la fecha de hoy, me estoy volviendo a emocionar, contemplando en nuestra histórica y nostálgica entrada al Castillo Fortaleza de Santa Pola una imagen de dos eruditos esperando para inmortalizar el memorable momento de la espera del enemigo a batir, es decir, de mi persona.

Acabaré por fin, diciendo que en nuestro monumental castillo, que tanta historia alberga, y tantas vivencias recuerda entre sus piedras, nunca jamás ha tenido un circo en su interior. Y yo no lo voy a propiciar.